Dejo de lado el Latín (…) para contarte un secreto para mi y que ha cambiado totalmente como percibo el acto de vender, vendas lo que vendas.

1. La Situación

Hay personas altas, bajas, rubias, morenas, negras, blancas y moradas si toman mucho vino.

A unas les vuelve locas el caviar y otras lo detestan.

Unos son de Mac y otros de Windows. A los de Linux no los considero de este mundo.

2. La Revelación

Bueno, pues todas, todas, todas las personas que conozco tienen una cosa siempre en común

Que es….

…tarará…

Tarari…

Que les gusta comprar.

Les gusta, Me gusta. Nos gusta. A todos, todas y hasta a los que ya no están en este mundo.

Miento: a esos más, porque ahora ya no pueden. ¡Lo que son las cosas!

3. La Constatación

A lo mejor ya lo sabías, igual lo sabías hace mil años.
Yo no.

No era consciente de lo que me gusta comprar. Y tampoco sé si es lo mismo que el consumismo, en sí.

Pero sí sé que es como las cosas con azúcar: me generan rápidamente un bienestar enorme pero muy efímero, para luego sentir cierto masajeo a mi ego y al tiempo (variable, según lo que compre) se va diluyendo.

Sea un lápiz con un resorte o un cacharro para temas de música.

4. La Iluminación

Vale y todo esto, Pablo, para qué, ¿eh?

Bueno pues que ahí tienes tres cosas buenas: una que la gente te quiere comprar, por naturaleza.

La segunda: Seguro que te ayuda a tener mejor actitud para la venta, y eso de nuevo, también ayuda a vender más.

La tercera es que si vendes algo y la gente quiere comprar, seguramente vender más solo sea cuestión de enseñar el cartel allí donde estén.

Premio: Para enseñar carteles en Google a quien te interesa es por este hipervínculo vinculante: